Carta a mi niƱa interior: Un paso a paso para un ejercicio transformador
- Juliana PƩrez LondoƱo
- 1 jun
- 4 Min. de lectura
Lo escucho todo el tiempo en mis pacientes. "Mi papĆ” trabajaba muchĆsimo", "mi mamĆ” no estaba mucho", "perdimos a mi papĆ” cuando yo era pequeƱa" o "no tengo muchos recuerdos de mis papĆ”s". Si te identificas, es posible que no hayas tenido la relación que deseabas con uno de tus padres mientras crecĆas. Tal vez te acompaƱaron fĆsicamente, pero emocionalmente no estuvieron tan presente. O quizĆ”, simplemente, no estuvieron. En cualquier caso, puede que muchas partes de tu niƱa interior hayan aprendido a interpretar esa ausencia o frialdad como una seƱal de que no eres suficiente. De que hay algo en ti que no merece amor, atención o cuidado.
Y cuando una niƱa siente eso de manera repetida ācuando llora y no la consuelan, cuando se esfuerza por portarse bien y aun asĆ la ignoran o la criticanā, empieza a desarrollar un apego ansioso. Es decir, aprende a vivir en la espera tensa, en el miedo constante de que el otro se vaya, de que no vuelva, de que no la elija. Aprende a vincular la ausencia del otro con su propio valor.
Hoy quiero ofrecerte una prĆ”ctica muy especial que comparto con muchas de mis pacientes que estĆ”n trabajando en sanar su autoestima, sus vĆnculos de pareja y la manera en que buscan amor āa veces desde la necesidad, desde el miedo, desde el esfuerzo excesivo en mi programa Sanar y Sentirte.
Y es que muchas veces, el problema no estĆ” en los vĆnculos actuales. El problema estĆ” en lo que aprendimos a asociar con el amor desde pequeƱas.
SĆ© que probablemente tus padres hicieron lo mejor que pudieron con los recursos que tenĆan. Pero eso no cambia el impacto emocional que tuvieron sus ausencias o reacciones en tu mundo interno. Porque para una niƱa, las emociones no se racionalizan, se sienten. Y se graban. La mente infantil interpreta las respuestas del entorno como verdades absolutas: "Si mi papĆ” no me mira, es porque no soy valiosa". "Si mi papĆ” se enoja cuando lloro, es porque molesto". "Si no viene, es porque no soy suficiente para que me elijan".
Y esas primeras creencias son las que muchas veces hoy se activan en tus relaciones adultas, cuando no te contestan un mensaje, cuando sientes que te alejan, cuando das mƔs de lo que recibes.
Con todo esto en mente, quiero proponerte un ejercicio muy poderoso para comenzar a reparar esas huellas de abandono emocional y redefinir la forma en la que te ves y te amas a ti misma.
Y si ya me conoces o estĆ”s trabajando conmigo en Sanar y Sentirte, sabes que siempre recomiendo hacer estos ejercicios a mano, con papel y bolĆgrafo. Hay algo terapĆ©utico en trazar palabras con la mano, en darte ese espacio solo para ti. Si puedes, compra un cuaderno bonito solo para tu proceso interior.
EL EJERCICIO
Quiero que recuerdes un momento de tu infancia en el que te hayas sentido sola, no vista, ignorada, o simplemente "no suficiente". QuizÔs necesitabas consuelo y te lo negaron. QuizÔs esperaste, y no vinieron. Puede ser una escena puntual o un patrón que se repitió muchas veces.
Ahora, quiero que cierres los ojos unos minutos. Respira profundo y conecta con tu yo actual, la adulta que eres hoy. Imagina que esa mujer madura, consciente y amorosa, viaja en el tiempo a encontrarse con la niƱa que fuiste en ese momento de vulnerabilidad.
MĆrala. AcĆ©rcate con suavidad. SiĆ©ntate a su lado. Tócala con ternura. AbrĆ”zala.
Y desde ese lugar, escribe. Dedica al menos 15 o 20 minutos a escribirle una carta a esa niƱa. HĆ”blale como lo harĆa una madre que de verdad ama y comprende. Dile lo que en ese momento necesitaba escuchar: que no fue su culpa, que no era menos valiosa por cómo la trataron, que su llanto era vĆ”lido, que nunca fue "demasiado", que sĆ merecĆa amor, ternura y presencia.
Dile tambiĆ©n lo que hoy tĆŗ ya sabes: que las personas a veces no saben cómo amar, que se ausentan por sus propios vacĆos, no por los tuyos. Que no tenerla cerca no significó que no eras digna. Que siempre lo fuiste. Y que hoy, por fin, estĆ”s ahĆ para cuidarla.
Habla con firmeza y suavidad. SostƩn el espacio para su tristeza, su rabia, su miedo. No la calles. Solo acompƔƱala. Si lo sientes necesario, puedes leer la carta en voz alta y sentarte en silencio despuƩs.
Este ejercicio es profundamente transformador porque permite reescribir, desde el presente, las narrativas emocionales que quedaron grabadas en la infancia. Al conectar con la niƱa interior desde un lugar de compasión y seguridad, interrumpimos el patrón automĆ”tico de culpa, miedo o autosabotaje que suele acompaƱar al apego ansioso. Desde la psicologĆa, se ha comprobado que las prĆ”cticas de reparentingĀ (re-maternarse a una misma) y la escritura expresiva ayudan a procesar emociones reprimidas, reducir la ansiedad, fortalecer la autoestima y generar nuevas conexiones neuronales que promueven una autopercepción mĆ”s segura y amorosa. En pocas palabras, cuando hoy te ofreces el cuidado que no tuviste, tu sistema emocional aprende que ya no estĆ”s sola, y que ya no necesitas esforzarte por ser suficiente para ser amada.