Cómo practicar la Aceptación Radical para perdonar, dejar ir y reconciliarnos con nuestras circunstancias
- Juliana Pérez
- 20 feb
- 2 Min. de lectura
La vida está llena de situaciones que escapan a nuestro control, y aprender a aceptarlas puede ser un desafío. La aceptación radical es una herramienta poderosa que nos permite abrazar la realidad tal como es, liberándonos del sufrimiento que proviene de resistir lo inevitable. Al practicar la aceptación radical, cultivamos el perdón, aprendemos a dejar ir, y soltamos nuestras expectativas y deseos de control.
A continuación, te presento una guía amigable y cercana para incorporar la aceptación radical en tu vida diaria:
1. Validar tus Sentimientos
El primer paso es reconocer y aceptar lo que sientes.
Nombrar lo que sientes: Identifica y ponle nombre a tus emociones. ¿Sientes tristeza, enojo, frustración?
Sentirlo en el cuerpo: Observa cómo estas emociones se manifiestan físicamente. ¿Tienes tensión en los hombros, un nudo en el estómago?
Validarlo verbalmente: Dite a ti mismo: "Está bien sentirme así. Mis sentimientos son válidos".
Al validar tus emociones, te permites experimentarlas sin juicio, lo que es esencial para el perdón y el proceso de dejar ir.
2. Identificar Expectativas vs. Realidad
Muchas veces, el sufrimiento surge de la brecha entre lo que esperamos y la realidad.
Identificar tus expectativas: Reflexiona sobre cómo desearías que fueran las cosas. ¿Cuál es tu escenario ideal?
Pregúntate:
¿Puedo hacer que las cosas sean como quiero?
¿Está bajo mi control la forma en que esto está sucediendo?
¿Las cosas van a ser distintas?
Describir los hechos: Escribe o piensa en las circunstancias tal como son, sin añadir juicios.
Reconocer la diferencia entre nuestras expectativas y la realidad nos ayuda a soltar el control y aceptar lo que es. Como señala Francisco Alcaide, "la felicidad es la diferencia entre nuestra realidad y nuestras expectativas."
3. Aceptar la Realidad
Después de confrontar la realidad, es momento de aceptarla plenamente.
Repetir afirmaciones:
"Las cosas son como son".
"Las cosas son como son y yo estoy bien".
"Las cosas son como son y están fuera de mi control. Suelto mi deseo de que sean distintas".
Aceptar no significa resignarse, sino reconocer que hay situaciones que no podemos cambiar y que está bien que así sea. Como menciona Mel Robbins:
"tratar de controlar a los demás no solo me agota, sino que tampoco trae beneficios reales."
4. Buscar la Luz en la Situación
Incluso en momentos difíciles, es posible encontrar aspectos positivos.
Reflexiona:
¿Hay algo positivo en estas circunstancias?
¿Podrían las cosas ser peores de lo que son?
¿Puedo tener compasión por las personas involucradas?
Esta perspectiva te ayuda a cultivar gratitud y a liberar el rencor, facilitando el proceso de perdón y permitiéndote dejar ir lo que no puedes controlar.
Practicar la aceptación radical es un camino hacia la paz interior. Al validar tus emociones, reconocer la diferencia entre expectativas y realidad, aceptar lo que no puedes cambiar y buscar lo positivo en cada situación, te liberas del peso del control y las expectativas. Recuerda que el perdón y el dejar ir son actos de amor propio que te permiten vivir una vida más plena y consciente.
Incorpora estos pasos en tu rutina diaria y observa cómo transforman tu perspectiva y bienestar emocional.